"LLueve y llueve.
¡Qué delicia sentirse en lo fluyente,
ser un hombre corriente -
LLueve: Fiel definición
de lo que empieza y no acaba,
divinamente sin yo.
LLueve y llueve, y llueve. LLueve,
llueve con constancia, ¡amor
de lo que siempre vuelve!
LLueve largo. LLueve lento.
LLueve muy, muy despacito.
¿Será Dios el que se anuncia?, ¡ay, tan lejos!
LLueve y llueve. Nada pasa.
Es decir, pasa la nada.
LLueve tan, tan de verdad, que se descansa.
LLueve sin más. LLueve tonto.
¡Mal tiempo! dice la gente que vino a veranear.
¡Ay qué buen tiempo sin tiempo!, digo yo.
Con boina y con gabardina,
recorro el Paseo Nuevo,
vivo en lo gris y respiro. ¡Qué bien huele el mar abierto!
Mojado, llego hasta el Puerto
y me meto por Lo Viejo.
¡Cómo me sabe el buen vino de los cálidos pellejos!
LLueve y llueve. ¡Que se vayan
los hambrientos de una luz que al recortar fija y mata!
En mi país, todo es magia."
Este Shirimiri de Gabriel Celaya me venía continuamente ayer a la cabeza, aunque en Benás caían chuzos de punta...pero la paz, el silencio, los olores, eran los mismos.
1 comentario:
¡Qué arte tienes eligiendo poemas.
No lo conocía y es muy bonito.
Veo que va todo bien y que Pichuana está estupendo en la foto.
Muchas felicidades, Isidra, que ya queda menos para poder disfrutar de esta obrica y de su contenido.
Un besote de Frenández
Publicar un comentario