La pintura de Carmen Salarrullana emociona por su capacidad de evocación a partir de las estampas de la vida cotidiana. Un reloj, un libro abierto, un sillón vacio, se convierten en nostalgia, recuerdo, vida vivida, a través de un dibujo exquisito y un gran sentido del color y de las texturas que captan el alma de cada objeto.
Salarrullana, presente en numerosas colecciones privadas e instituciones públicas, vuelve al Pirineo para mostrarnos su obra más reciente. Es una gran alegría para los que la admiramos y una oportunidad para los que todavía no la conocen. Estará en El Estudiet del 25 de julio al 15 de agosto.
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